martes, 28 de julio de 2015

“La construcción no es un mundo gris, sino que te permite crear e innovar”

Marta Castellote, directora del
Instituto Eduardo Torroja
Grandes ventanales y luz a raudales, un comedor de forma circular, pasillos con mobiliario de estilo modernista, una piscina y zonas ajardinadas. Este entorno configura el Instituto de Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja del CSIC, un centro de investigación inusual. Marta Castellote, su directora, explica que la actividad medular del centro es la innovación en la construcción con nuevos materiales: cementos de menor huella de carbono y hormigones que parecen de ciencia ficción. Castellote coordina ahora un proyecto sobre pavimentos que, mediante materiales fotocatalíticos, puedan reducir la contaminación de las ciudades.

Investiga en el área de la ciencia y tecnología de materiales. Su grupo estudia soluciones para reducir los impactos negativos de la construcción sobre el medio ambiente y las personas. ¿Puede explicar más esta relación?

En el área de los nuevos materiales de construcción se está investigando la aplicación de nanomateriales que cumplan una función nueva respecto a los materiales tradicionales. Por ejemplo, nuestro grupo trabaja en materiales fotocatalíticos que permiten reducir la contaminación exterior. La polución del aire que respiramos afecta mucho a nuestro sistema respiratorio y cardiovascular. Eso se sabe desde hace tiempo, pero estudios recientes plantean que la contaminación también está influyendo en enfermedades como la diabetes. Esto me parece crítico. Hace poco se publicó un artículo en el que también se relaciona la ansiedad, una de las enfermedades mentales más extendidas, con la contaminación del aire por partículas. Nos lo tenemos que tomar muy en serio, no solo por el planeta y el cambio climático, sino también por la salud de las personas.

¿Cómo se reduce la contaminación con la aplicación de nanomateriales?
La fotocatálisis permite introducir ciertos elementos en los materiales de construcción. Se trata de fotocatalizadores, generalmente de tamaño nanométrico, que se activan por la luz y dan lugar a unas reacciones que destruyen los contaminantes más habituales. Pueden eliminar gases inorgánicos (por ejemplo, los óxidos de nitrógeno, que son los que forman la famosa boina que hay en Madrid) y también compuestos orgánicos volátiles, e incluso podrían llegar a eliminar partículas. Si utilizáramos estos materiales para cubrir amplias superficies, por ejemplo en pavimentos, podría reducirse la contaminación.

¿Hay ya edificios construidos en los que se haya aplicado esta tecnología?

Sí, empieza a haberlos. El primero que se construyó en Europa fue la iglesia Dives in Misericordia en Roma. Pero en los edificios, más que la descontaminación del aire, lo que se busca con estos materiales es la autolimpieza. La suciedad se acumula y hace que se oscurezcan las fachadas. Por el mismo procedimiento que he explicado antes, estos materiales eliminan determinados compuestos y tienen esa capacidad autolimpiadora que hace que los edificios se mantengan blancos durante más tiempo. Eso ahorra mucho dinero.

¿De qué nanomateriales estamos hablando?
El más utilizado es el dióxido de titanio. Es un semiconductor. Al incidir la luz de una determinada longitud de onda, un electrón se excita y salta, ocupando otra posición y dando lugar a especies que pueden sufrir reacciones de oxidación y reducción. Así se oxidará todo lo susceptible de oxidarse, también los contaminantes. El catalizador no se agota y conseguimos una reducción de contaminantes significativa en su entorno.

¿En esta línea de investigación se inserta el proyecto Life en el que están trabajando?
Sí. El problema que tenemos en las ciudades se debe en gran parte a los óxidos de nitrógeno que desprenden los tubos de escape de los coches, y los pavimentos proporcionan superficies inmensas sobre las que actuar. Ya tenemos la metodología para medir resultados en el laboratorio, pero queda mucho por investigar sobre su posible utilización a escala masiva, que es lo que daría resultados significativos. Pero también trabajamos en otras líneas. Por ejemplo, hemos evaluado si este tipo de tecnología fotocatalítica podría ser viable para destruir los alergénicos y el polen, que es otro tema de salud pública.

¿Quieres decir que mediante fotocatálisis podrían también reducirse los componentes que están en el ambiente y que producen alergias?

Efectivamente. El polen es muy complicado de destruir, porque su capa externa prácticamente solo se puede destruir por oxidación. Precisamente la fotocatálisis sería una forma a priori viable para destruir estos contaminantes. En una investigación preliminar hemos visto que podría ser factible. Para virus y bacterias ya se ha demostrado que es posible. Pero nuestra investigación es pionera en este ámbito. No hemos encontrado ninguna bibliografía sobre esto.

¿En qué fase se encuentra este desarrollo? ¿Ya se han hecho pruebas?
Sí, pero no está desarrollado del todo. En las pruebas hemos comprobado que el grano entero de polen se puede oxidar mediante la fotocatálisis, incluidos los alérgenos que tiene dentro. Pero hay que avanzar más para ver qué niveles de luz se necesitarían, etc.

¿Cómo establecieron esa relación entre la fotocatálisis y la posibilidad de destruir los alergénicos? 

¿Fue una casualidad?
Más o menos. El investigador lo es las 24 horas del día y estas cosas suceden. En este caso coincidió que varias personas del grupo somos alérgicas y se nos ocurrió esta conexión.

¿Cómo se llevaría a la práctica? ¿Dónde se incorporarían los nanomateriales y sus fotocatalizadores para reducir el polen ambiental?
Gran cantidad de materiales de construcción se pueden convertir en fotocatalíticos, mediante recubrimientos adecuados o incorporación de los fotocatalizadores en su composición. También se está tratando de modificar el fotocatalizador primario para que sea activo en interiores donde hay menos luz, de manera que sea más fácilmente excitable, no necesite luz ultravioleta y pueda tener también ese efecto en el interior de los edificios.

Es cada vez más frecuente la expresión del ‘síndrome del edificio enfermo’, ¿en qué consiste?
Se produce cuando en un edificio, por diferentes causas que no se identifican con precisión, la gente no se encuentra bien y muestra síntomas inespecíficos como dolores de cabeza, ansiedad, picores… Esto también entronca con la fotocatálisis. El diagnóstico y tratamiento de estos edificios es otro de los trabajos que abordamos. Sabemos por personas que han sufrido este problema que es algo que afecta mucho a la psique y a la calidad de vida.

Voviendo al proyecto Life, ¿cómo aborda esta inciativa la contaminación a través de los pavimentos?
Sí. El principal problema son las mediciones; hay tantas variables que es muy complicado poder evaluar si en la realidad está funcionando o no. En el laboratorio todo está muy controlado porque tienes unas condiciones acotadas, pero en la realidad entran en juego muchas más: el viento, la humedad relativa… Nosotros entendimos que hacía falta una escala intermedia en la que fuera posible controlar las condiciones pero que permitiera dar el salto a unos criterios que se correspondan a la vida real en tres aspectos fundamentales: durabilidad de la eficiencia, material en sí y aspectos colaterales.

¿Cómo se elabora esa escala intermedia?
A través de lo que hemos llamado plataformas de demostración, que van a consistir en losas en las que aplicaremos materiales fotocatalíticos comerciales. La primera parte del proyecto ha consistido en hacer una llamada pública a todos los fabricantes que quieran participar. De ahí seleccionaremos ocho para cubrir los distintos materiales que están en el mercado y obtener resultados representativos. Habrá una plataforma en cada sede del instituto, una aquí y otra en Arganda del Rey, y las equiparemos con una estación meteorológica y de monitorización de contaminantes. Con los resultados obtenidos se desarrollará una herramienta de ayuda a la toma de decisiones en relación con estos materiales.... (SINC)
Ver mas : http://www.agenciasinc.es/Entrevistas/La-construccion-no-es-un-mundo-gris-sino-que-te-permite-crear-e-innovar

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