jueves, 24 de abril de 2014

Bienvenidos a Silicon Bali

Andrea Loubier en el balcón de su oficina, que da a los
campos de arroz de Denpasar
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Kim Gittleson
Esto no es Silicon Valley, es Silicon Bali.

El Sol se pone sobre los exuberantes arrozales verdes en Denpasar, Bali, y Andrea Loubier me conduce escaleras abajo, hacia la piscina.

"Es casi la hora de la cena", dice y llega el aroma de algo delicioso, piña, quizás. Saluda a dos de los habitantes de la casa vecina, que están en unas hamacas bajo un techo de paja enfrascados en una discusión.

"Aquí es muy tranquilo", añade, aunque no haga falta.

Pero aunque lleve pantalones cortos y camiseta -la ropa típica de los muchos turistas que acuden a la "isla de los dioses" de Indonesia en busca de sol, surf y espiritualidad- no se confundan: Loubier está trabajando.

Antes de que la interrumpiera, estaba ocupada con Mailbird, la compañía que fundó hace 18 meses y que busca hacer más eficiente el sistema de correo electrónico de Microsoft Windows, considerado a veces muy rústico. Su empresa, de ocho empleados, ya atrajo a miles de usuarios y llamó la atención de publicaciones como TechCrunch.

Y no es el único empresario de tecnología que escribe códigos hasta altas horas de la noche por aquí. La firma de facturación para cibercafés SmartLaunch y el laboratorio virtual Labster también operan aquí, donde la mayoría de la gente viene a desconectarse.
"La gente está abandonando sus puestos de trabajo corporativos y comenzando sus propios negocios, y están empezando a hacerlo desde donde quieren", dice Loubier.

Bali es conocido principalmente como un destino turístico
Todos los ingredientes
Loubier dejó su trabajo de ingeniería en Ohio, EE.UU., para venir aquí. Dice que se sintió atraída por el bajo costo de vida y los paisajes inspiradores.

"Bali tiene todos los ingredientes básicos para construir un negocio, pero a la mayoría de la gente no se le ocurriría venir aquí, especialmente si hablamos de tecnología” dice, y subraya que la velocidad de internet aquí es tan buena como la de muchos países desarrollados.

No es la única que vino a Bali a trabajar. Peter Wall cofundó Hubud, un espacio de trabajo compartido en Ubud, Bali, con dos amigos hace un año.
Desde entonces Hubud, cuyo negocio consiste en cobrarles a los que trabajan en estas lujosas oficinas con paneles de bambú, dice que ha crecido hasta convocar a 250 personas de 31 países.

"Cuando se piensa en Bali se piensa en vacaciones, pero creo que nuestra vida laboral, personal y de vacaciones se mezclan cada vez más”, dice Wall.
"Las personas que tienen negocios o están comenzando un negocio, se están dando cuenta de que no tienen por qué hacerlo en un gran centro como Hong Kong o Singapur, o en su país de origen", explica.
Desde hace años, los expertos predicen que con la mayor velocidad de internet y la mejora en las tecnologías de videollamadas en el futuro se trabajará más a distancia y desde casa.

Esto, combinado con la creciente tendencia a trabajar por cuenta propia, llevó a un auge de las personas conocidas como "solopreneurs".
Éstos pueden hacer que su ubicación sea irrelevante, gracias a que internet es rápida en esos lugares y que los clientes aceptan que el trabajo será hecho, ya sea en un rascacielos en Manhattan o un bungalow en las Bermudas.

Pero fue hace poco - algunos dicen que un año o así - que empresas como Mailbird decidieron probar si la independencia de la ubicación puede extenderse a toda una empresa.

Michael Bodekaer fundó las empresas Startup Getaway y Project Getaway, que operan en los mismos bungalows que Mailbird.
"Me decidí por el sudeste asiático y Bali en particular por las posibilidadesde bajo costo. Se puede tener un muy buen estilo de vida con muy poco dinero", dice.

Y añade que no es el único en sumarse a la independencia geográfica: el movimiento viene tomando fuerza desde hace tiempo.
"Ha estado creciendo muy orgánicamente a través del boca a boca en los últimos dos años, pero recientemente hay más casos exitosos”, cuenta Bodekaer.

"Esto ayuda a demostrar que esta forma de vida y de manejar empresas es posible", dice y agrega que este éxito también convenció a los inversores de poner dinero para crear empresas fuera de los centros tradicionales de tecnología.

Sin embargo, trabajar desde el paraíso tiene sus desventajas.
"De vez en cuando viene un mono a visitarnos. Eso no sucede en muchas empresas", admite Wall. Y la conectividad a internet, aunque mejora, continúa siendo un problema.

Además, si bien los inversores pueden sentir curiosidad por la cultura tecnológica de Bali, Andrea Loubier dice que algunas empresas no dicen que están en Bali al hablar con potenciales clientes.

"Hasta mis padres son escépticos a veces", admite.
Eso provoca una especie de problema inverso: el deseo de trabajar más duro y más horas, en parte por el ambiente motivador pero también, uno sospecha, para demostrarles a los escépticos que es posible.

Pero esos problemas, insisten los “Balipreneurs”, no son suficientes para hacerlos desistir.
Después de ver las opciones para la cena - Startups Getaway incluye tres comidas diarias y la limpieza en el precio - Andrea y yo contemplamos los detellos rosados del sol entrando a la oficina del segundo piso de Mailbird.

Le pregunto si volvería al mundo corporativo. BBC

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