jueves, 30 de enero de 2014

Edredones de plumas y enfermedades respiratorias

Hace poco se descubrió una de las causas de una grave enfermedad respiratoria llamada fibrosis pulmonar idiopática: los edredones, las almohadas u otros textiles confeccionados con plumas de ave.

Sin embargo, los especialistas insisten en que no es preciso que la población se desprenda de esta ropa de cama o los anoraks, porque esta patología es poco frecuente. Este artículo explica qué es la fibrosis pulmonar idiopática, el hallazgo científico y qué medidas hay que tomar con los productos que contienen plumas de ave.

Las plumas de ave, presentes en los edredones y almohadones, pueden ser la causa de una grave enfermedad respiratoria denominada fibrosis pulmonar idiopática, descrita desde 1940, pero de la que hasta ahora se desconocía qué la originaba. La relación entre la exposición a las plumas de estos populares cobertores de cama y esta dolencia se ha descubierto por primera vez gracias a un estudio muy prolijo, llevado a cabo por investigadores del Hospital Universitario del Vall d'Hebron y del Vall d'Hebron Institut de Recerca (VHIR), de Barcelona, y publicado en la revista científica 'The Lancet Respiratory Medicine'.
¿Qué es la fibrosis pulmonar?

La fibrosis pulmonar o neumonitis por hipersensibiliad es una enfermedad poco frecuente -pero grave- que provoca una inflamación de los pulmones hasta que se vuelven fibrosos, lo que conduce a un deterioro progresivo de la capacidad pulmonar e impide respirar con normalidad. Afecta por igual a ambos sexos y, en España, se estima que hay 10.000 personas que la padecen.

Cuando se diagnostica tarde, el pronóstico de vida del enfermo es de pocos años. Este retraso diagnóstico responde a que, si no se realiza un esfuerzo físico o se practica ejercicio que fuerce a los pulmones, estos apenas dan síntomas hasta que están muy afectados y se ha perdido más de la mitad de la capacidad pulmonar. Por ello, las personas que sufran ahogo al subir unas escaleras deben consultar al neumólogo. 

Esta enfermedad se produce por una hipersensibilidad -no alérgica- a determinadas sustancias orgánicas procedentes de origen animal, vegetal o de micobacterias. En la fase aguda, es más fácil de diagnosticar, como en el caso del pulmón del cuidador de aves o neumonitis por hipersensibilidad causada por la convivencia con pájaros. Pero en la fase subaguda, cuando la exposición al agente causal es mínima pero persistente durante largo tiempo, es mucho más difícil de determinar el origen y diagnosticarlo. Esto es lo que han conseguido, por primera vez, los investigadores en la mitad de los casos de fibrosis pulmonar idiopática que hasta ahora eran inclasificables.

Tras el diagnóstico de la fibrosis pulmonar
El descubrimiento efectuado no ha sido fruto de la casualidad, sino de una dilatada experiencia y un meticuloso trabajo que ha durado siete años (de 2004 a 2011) y en el que se han estudiado a 46 pacientes. Al final, se pudo diagnosticar neumonitis por hipersensibilidad en 20 casos, de los cuales 10 eran debidos a la exposición continuada a los edredones de plumas.

El estudio de estos enfermos incluye, entre otras pruebas, un interrogatorio exhaustivo y sistematizado, determinación de anticuerpos frente a los posibles agentes causales, pruebas de inhalación, cultivos y visitas a la casa o el lugar de trabajo del afectado para realizar mediciones ambientales y detectar los antígenos que puedan provocar la fibrosis pulmonar.

Las pruebas de broncoprovocación solo se hacen, de forma bien estandarizada, en el Hospital Vall d'Hebron barcelonés y en la Fundación Jiménez Díaz, de Madrid. A los pacientes estudiados se les efectuó uno de estos test de inhalación del extracto del edredón cada media hora y, antes y después de inhalarlo, una prueba de la función pulmonar cada hora. Si pasado un día, el enfermo perdía más de un 15%-20% de la función pulmonar, la prueba era positiva. Y, si era negativa, se repetía a los cinco días.

"Pensamos que las plumas, pese a que los fabricantes digan que están tratadas, desprenden un polvillo que atraviesa los poros de la sábana del cobertor y que cada vez que la persona que duerme se mueve, lo inhala. Si se tiene predisposición genética para padecer esta enfermedad, una ínfima cantidad diaria es suficiente para sufrir una reacción inflamatoria o fibrosis. El siguiente paso será intentar reproducir este proceso en el laboratorio, con la colaboración de la industria", ha expuesto el investigador principal del estudio, el neumólogo Ferran Morell. Fuente: Eroski Consumer vía diario salud net

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