miércoles, 18 de diciembre de 2013

Cerebro de 'smartphone', cuerpo de dron

Un teléfono permite al autómata volador SmartCopter orientarse en interiores cerrados sin necesidad de usar GPS
POR RACHEL METZ - TRADUCIDO POR LÍA MOYA
SmartCopter proyecto de investigación
de la Universidad Politécnica de
Viena, usa un smartphone como
ordenador y es capaz de navegar él solo
Unos investigadores están usando unsmartphone como cerebro de un pequeño dron barato. El teléfono permite al aparato orientarse en interiores cerrados sin necesidad de usar GPS o un sistema de guiado a distancia. Aunque aún está en las primeras fases, el SmartCopter podría acabar siendo una forma más segura y barata de examinar lugares donde ha habido desastres antes de que entren los equipos de respuesta humanos.
La estudiante que está detrás del proyecto, Annette Mossel, estudia realidad virtual, seguimiento e interacción 3D en la Universidad Politécnica de Viena (Austria) y afirma que la idea nació del deseo de crear un vehículo aéreo no tripulado autónomo y barato para sobrevolar escenas de catástrofes. Mossel explica que usar un smartphone como procesador reduce los costes y facilita la actualización del software del dron.
Ya se han desarrollado varios robots capaces de introducirse en edificios y comprobar paquetes sospechosos, incluso otros que se pueden lanzar, como el robot FirstLook de iRobot y la pelota cargada de cámaras de Bounce Imaging, llamada Explorer (ver "Una cámara que bota para acceder a lugares peligrosos").
El SmartCopter podría ser más barato que estos dispositivos. El grupo de Viena construyó su dron de prueba con cuatro motores, un  microcontrolador de Arduino y un smartphone Samsung Galaxy S II. Sin contar con el teléfono, Mossel afirma que su construcción costó unos 300 euros. "Queríamos mantener el precio bajo y construir nuestro dron basándonos en hardware abierto", explica. Este mes se ha presentado un artículo sobre el SmartCopter en la Conferencia Internacional sobre Avances en Computación Móvil y Multimedia celebrada en Viena. 
El mayor reto fue decidir cuál era la mejor forma de navegar sin tener que usar el GPS del teléfono, dado que esta tecnología funciona mal en interiores o directamente no funciona, y puede no ser lo suficientemente precisa en algunas situaciones (la web del gobierno de Estados Unidos dedicada al GPS indica que la tecnología tiene una precisión de unos 8 metros).
El primer prototipo del grupo ha resuelto este reto de una forma relativamente poco tecnológica: detecta marcadores de papel colocados en la zona a vigilar por el dron. Una aplicación en el smartphone le dice al dron que se eleve a una altura determinada desde la cual empieza a buscar los marcadores. Cada vez que encuentra uno nuevo, se añade a su mapa. Examinando los marcadores y evaluando la información sensorial recibida del acelerómetro, giroscopio y magnetómetro del teléfono, el software puede establecer la posición del dron en el espacio, explica Mossel.
Cuando deja de encontrar nuevos marcadores, el dron se queda quieto en el aire y espera nuevas instrucciones enviadas desde un portátil a distancia que sigue su vuelo. También se podría programar para aterrizar en un lugar concreto una vez que acaba su trabajo (quizá su punto de despegue fuera de un edificio, por ejemplo).
Además de examinar zonas catastróficas, Mossel se imagina toda una serie de usos más para el SmartCopter, desde inspeccionar el estado de muros y techos en grandes salas de iglesias y museos, hasta ayudar a los compradores a moverse por los centros comerciales.
Entre los obstáculos que se encontrará el equipo del SmartCopter si sigue adelante hasta desarrollar un producto comercial, es una actividad legisladora que aún no sabe cómo tratar a los drones. La Administración de la Aviación Civil de Estados Unidos aún no ha establecido las reglas para la seguridad y operación de los drones, pero se están elaborando y se espera que entren en vigor en 2015.
Por el momento, Mossel y sus compañeros están centrados en la próxima fase de su investigación, que implica conseguir que el smartphone registre las características de una habitación como las esquinas y las pendientes para que el dron no tenga que usar marcadores para hacer un mapa del entorno.
"No estamos pensando en que dentro de un año crearemos una empresa y lo convertiremos en un producto", afirma. "Pero creo que es bastante probable para todos los que trabajamos en el proyecto".

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