jueves, 5 de diciembre de 2013

Adicción a la comida, trauma psiquiátrico


MAS CAMBIOS EN EL MANUAL DE LOS PSIQUIATRAS

La compulsión por comer ya forma parte de los nuevos trastornos
que se incluyen en el DSM-5 Hasta no hace mucho, los trastornos de la alimentación se circunscribían a ingerir demasiada comida o a comer de forma insuficiente, pero ahora la variedad de problemas relacionados con la dieta son tantos y tan específicos que la compulsión por comer está incluida dentro del mapa de las enfermedades mentales. La última actualización del Manual de Diagnóstico y Estadística de Trastornos Mentales (conocido como DSM), que se publica en EE UU pero se usa en todo el mundo, de hecho, reconoce el “trastorno de atracón” (BED en sus siglas en inglés) como distinto a la anorexia y la bulimia nerviosas, aunque todavía se debate si está consolidado como un trastorno de adicción o debería tratarse como otro tipo de trastorno. 

“La inclusión de este trastorno al DSM-5 ya está decidida y forma parte de la edición definitiva del nuevo manual -señaló el psiquiatra platense Pedro Gargoloff- pero eso no significa que esto no esté sujeto a una revisión continua. Estos trastornos, como tantos otros, siempre están bajo análisis”. Según el especialista, en el DSM-4 ya estaban incluidos los trastornos por alimentación, sucede que ahora se ampliaron y adquirieron un nuevo rango. “Había una definición y estaban catalogados en tres grupos -detalló el especialista platense-. Estaba la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y un tercer grupo que hasta ahora no tenía una definición o catalogación precisa. 

Con la nueva edición del manual, se incorpora el trastorno por atracón como una adicción, y se incluyen otro tipo de trastornos, como por ejemplo el de rumiación, algo que es poco frecuente y consiste en la necesidad de algunas personas de regurgitar la comida para volverla a masticar”. PATOLOGIAS VARIAS Claro que el trastorno de rumiación no es el único que entra dentro del nuevo grupo de los trastornos por alimentación. Dentro de esta categoría reciente del manual de psiquiatría, también pueden encontrarse la vigorexia, que es la obsesión por el ejercicio para aumentar la musculatura con la ayuda de dietas restrictivas y suplementos proteicos y anabolizantes, o la seudorexia, que consiste en un deseo irresistible de comer o lamer sustancias no nutritivas como tierra, tiza, yeso, bicarbonato, algodón y hasta pegamento. En este grupo también aparece la sadorexia, un síndrome que procede de la anorexia, la bulimia y la ortorexia (obsesión patológica por la comida biológicamente pura) y se combina con el maltrato corporal y el empleo de métodos de adelgazamiento masoquistas. La nueva categoría en la que entran los trastornos alimentarios a partir del DSM-5 no es la única novedad que se propone. 

A la luz de algunas dudas, en este último tiempo fueron varios los problemas que pasaron a formar parte de la llamada “biblia de los psiquiatras”. Adicción al sexo, a las compras, al trabajo, a los juegos online o a la tecnología en general. ¿Por qué el DSM incorpora cada vez más trastornos? ¿Una verdadera adaptación a las nuevas conductas de la sociedad actual o simple necesidad de tener un diagnóstico y, por lo tanto, un fármaco para recetar? “La idea de que algunas comidas podrían ser capaces de activar el proceso adictivo en personas vulnerables es un tema de debate candente -señalaron expertos de la Universidad de Michigan, donde el tema es analizado en el área de Psicología Clínica-. 

Si la adicción a la comida existiera, podría alterar la manera de pensar sobre el papel del cerebro en la obesidad, y podría abrir el desarrollo de tratamientos farmacológicos novedosos. Los aciertos y los fallos de la política en el campo de la adicción pueden también guiar en esta crisis mundial de salud pública”. El dia
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