viernes, 10 de mayo de 2013

Estados Unidos respalda nuevas formas de fabricar diésel con maíz

Una nueva vía química podría solucionar el problema de los elevados costes de transportar materiales celulósicos para fabricar combustible diésel.
POR KEVIN BULLIS - TRADUCIDO POR LÍA MOYA (OPINNO)

En menos de un año, una planta piloto situada en Indiana (Estados Unidos) empezará a convertir los tallos y hojas de las plantas de maíz en diésel y combustible para aviones. La planta pondrá en marcha un nuevo método que emplea ácido y procesos tomados prestados de la industria química y petrolera, que sus desarrolladores esperan que sirvan para producir combustible a precios lo suficientemente baratos como para competir con el petróleo.

La planta, que tendrá capacidad para procesar unas 10 toneladas de biomasa diarias, lo suficiente como para fabricar unos 3.000 litros de combustible al día, la construirá la empresa Mercurius Biofuels (situada en Washington, EE. UU.), con la ayuda de una subvención del Departamento de Energía de estadounidense de hasta 4,3 millones de dólares (unos 3,2 millones de euros).

La biomasa celulósica -los tallos del maíz y otras materias como las virutas de madera y la hierba- es abundante y requiere menos energía y fertilizante para su cultivo que el azúcar o los granos de maíz, que son las principales fuentes de biocombustibles en la actualidad. Por lo tanto, la producción de biomasa celulósica es más barata y da lugar a menos emisiones de dióxido de carbono.

Pero por ahora ha resultado difícil fabricar combustible de forma económica partiendo de estas fuentes. Uno de los mayores problemas ha sido el de transportar la biomasa en crudo. Una solución es construir pequeñas biorefinerías cerca de las fuentes de materia prima necesaria, pero las plantas más pequeñas tienden a ser más caras en términos de litro de combustible producido.

En el nuevo proceso de Mercurius, la biomasa se puede convertir en un producto químico líquido intermedio en pequeñas plantas situadas cerca de las fuentes de materia prima. Ese líquido ocupa mucho menos volumen que la biomasa original, haciendo que resulte más económico enviarlo a una planta grande centralizada para su conversión en combustible.

Mercurius usa ácidos para descomponer la celulosa y fabricar un producto químico denominado clorometilfurfural; el proceso se basa en un método desarrollado por Mark Mascal, profesor de química en la Universidad de California (EE.UU.).

Al convertir la celulosa en este producto químico, se hace un uso más eficiente del carbono de la celulosa que el que hace uno de los métodos más frecuentes para fabricar combustible partiendo de celulosa: convertirla en azúcar y fermentarla para fabricar etanol. "La fermentación disipa un tercio del carbono en forma de dióxido de carbono", explica Mascal. "Nuestro proceso captura todo el carbono disponible en la biomasa", asegura.

El clorometilfurfural, a su vez, puede convertirse en diésel o en combustible para aviones con procesos industriales similares a los usados en la industria química y en las refinerías de petróleo. "Tenemos procesos que son muy parecidos a los procesos de refinado de petróleo, así que son escalables y potencialmente más rápidos de comercializar", según el director ejecutivo de Mercurius, Karl Seck.

Usar ácido puede resultar caro, así que un aspecto clave del proceso es el hecho de que será fácil reciclar los ácidos usados. Al contrario que el azúcar, el clorometilfurfural no es soluble en agua, así que no cuesta demasiado separarlo del ácido para que éste pueda reutilizarse, explica Seck (ver "La producción de etanol celuloso se reinventa"). También afirma que el proceso será más barato que usar enzimas para descomponer la celulosa, un método común en las investigaciones en marcha actualmente.

Hay otras empresas y grupos académicos desarrollando procesos para fabricar biocombustibles partiendo de la celulosa. Muchos de ellos convierten la biomasa en gases antes de convertir esos gases en combustibles. En comparación, el método de Mercurius fabrica líquidos que son más baratos de manipular, con lo cual los equipos necesarios son más pequeños y económicos.

La nueva tecnología está en sus primeras fases. Se han demostrado todas las partes del proceso, incluyendo los pasos finales para producir diésel y combustible para aviones que cumplan con los requisitos para su uso en vehículos. Pero todo se ha hecho solo a pequeña escala y sin enlazar el proceso.

Hay otras alternativas en perspectiva. Kior, por ejemplo, usa un proceso catalítico para descomponer la celulosa y fabricar una especie de crudo que, como en el caso de la tecnología de Mercurius, se puede procesar para fabricar diésel y otros combustibles.

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